Juan tenía previsto salir en un vuelo de Guayaquil a Miami. Cuando se acercó al counter vio que había una cantidad importante de pasajeros a la espera y eso le hacía suponer que el avión iría lleno.
Estaba casi al final de la fila para el chequeo. Cuando finalmente llegó al counter era uno de los dos últimos viajeros. La agente le indicó que a pesar de que tenía el pasaje lamentaba comunicarle que el vuelo estaba lleno.
Norma y Andrés debían tomar un vuelo intercontinental por motivos familiares. Cruzarían América para llegar a Europa. Era un viaje en el que debían desplazarse con sus pequeños hijos de 5 y 8 años.
Realizaron todos los preparativos para ese largo desplazamiento con la idea de que sea lo menos tedioso para los pequeños. Y una de las cosas en la lista era la comida. Al ser la primera experiencia de un vuelo largo con sus hijos, incialmente barajaron la opción de llevar alimentos para sus niños durante el viaje, pues no sabían si el menú de la aerolínea era adecuado para ellos.
Cada vez hay más aerolíneas que aceptan en cabina o en sus bodegas diferentes tipos de mascotas. Los perros y gatos son los que más se transportan, no obstante, hay unas razas que no son bienvenidas a bordo.
Y no son aceptadas por dos razones: son razas catalogadas como peligrosas o porque son animales braquicéfalos.
Los animales braquicéfalos son perros y gatos que tienen el hocico muy corto, chatos y con la cabeza proporcionalmente muy ancha.
Que el vuelo se ha atrasado por mal clima, por problemas en el avión, por revisión mecánica inesperada, por cierre del aeropuerto desde el que debía llegar la aeronave...
Son motivos que los pasajeros no quieren escuchar cuando deben tomar un vuelo porque tienen una reunión de negocios, una cita médica, cumplir un itinerario turístico o tomar una conexión para llegar a otro punto.
Viajar con perros o gatos en avión es algo que se da con frecuencia cumpliendo con las condiciones de cada aerolínea y las regulaciones propias de cada país de origen y destino.
En los últimos años también se ha vuelto cada vez más frecuente que haya pasajeros que intentan viajar con aves como gallos, loros, periquitos y otras admitidas, que no están estado de peligro de extinción.
Para esto, al igual que en el transporte de perros y gatos, se debe cumplir con requisitos y ajustarse a las regulaciones de admisión de los países de destino. Las aves ornamentales son las que más se admiten y las que definitivamemte no tienen admisión en los aviones son las de rapiña.
Comprar un tiquete de avión le brinda a un pasajero ciertos derechos, pero también obligaciones a las que deberá someterse al abordar.
Parte de las normas que deberá acatar un viajero son aquellas relacionadas a la seguridad durante el vuelo. Sí, dependiendo de las regulaciones de los países, hay acciones que podrían considerarse que atentan contra la seguridad y son penadas administrativamente o judicialmente, por la Policía o las autoridades aeronáuticas.
A veces la espera en los aeropuertos puede resultar larga y tediosa, especialmente cuando se llega con bastante anticipación por temor a perder el vuelo o evitarse cualquier contratiempo.
Las salas de vip de los aeropuertos suelen ser el escape para algunos viajeros que tienen accesos sea por tener tarjetas de crédito con este beneficio, por ser parte de programas de las aerolíneas, o simplemente pagar el valor directamente para acceder.
Tener una tarjeta de crédito que acumula millas por cada compra que se realice puede traer beneficios, pero también sus desventajas si no se conocen bien las reglas o los asteriscos que tiene cada emisor (banco) o el programa de recompensas.
Por lo general, cuando los bancos promocionan estas tarjetas suelen anunciar que todos los consumos acumulan millas, incluso en las cartas que envían al emitir las tarjetas remarcan esto. No obstante, esto no refleja del todo el escenario real. Hay bancos que en esas cartas de bienvenida a sus clientes solo advierten de unos cuantos ítems que no acumulan millas y añaden una frase que puede estar así: *Aplican restricciones.
Arlette cumplió siete años. Ya había viajado en auto a diferentes ciudades de Ecuador, pero este año nos pidió viajar en avión. Como en la escuela había escuchado de viajes de sus compañeros, ella quería experimentar qué se siente volar.
Nuestra duda era si esta primera experiencia debía ser un viaje de corto o largo alcance. Nos decidimos por uno que fuera algo corto, pues habíamos notado que en viajes en vehículo no disfruta mucho cuando el trayecto es mayor a dos horas.
Hubo una época en la que para viajar en avión los pasajeros buscaban los mejores atuendos de sus roperos. Eran los tiempos donde las clases pudientes tenían acceso a los viajes al tener capacidad para costear boletos. Entonces eran vuelos de lujo, con servicios de primera.
Con el paso de los años, la ropa para viajar dejó de ser un asunto de formalidades y pasó a convertirse en algo más de comodidad. Los viajeros fueron cambiando los ternos por jeans o vestuario deportivo más cómodo.
Actualmente es frecuente ver en los aerpuertos caminando a pasajeros en pantalonetas, zapatillas playeras y camisetas ligeras.
Luis pretendía viajar al exterior una mañana de verano. Había comprado un boleto para pasar unos días en Estados Unidos. Iba a salir por el aeropuerto de Guayaquil.
El día que tenía previsto viajar pasó por el counter de la aerolínea sin ninguna novedad, pero al llegar a la ventanilla de migración, el funcionario le notificó que no podía salir.
En el sistema reflejaba una prohibición de salir del país por un problema pendiente con una pensión alimenticia. El agente le indicó que debía resolver primero la situación para poder viajar, pero esa mañana no lo podía hacer. Con boleto en mano y sin una solución inmediata, debió abortar sus intenciones de viajar ese día.
Cada día por los aeropuertos estadounidenses pasan más de 2 millones de pasajeros en los puntos de control de seguridad que existen antes del abordaje a un avión.
