7.6.21

Un hotel que traslada al huésped a la época dorada de TWA

Trans World Airlines (TWA) fue parte de la época dorada de la aviación mundial. Llegó a ser una de las mejores aerolíneas estadounidenses de la mano del multimillonario y excéntrico empresario Howard Hughes, que la compró en 1939. 

La vida operativa de esta legendaria aerolínea desapareció en el 2001 cuando American Airlines, que para entonces tenía ambiciosas proyecciones, la adquirió. 




El legado de TWA, sin embargo, no se esfumó. Desde el 2019 su historia se revive en el aeropuerto de Nueva York, en la antigua terminal que en 1962 construyó el arquitecto Eero Saarinen.

En esa edificación, que inicialmente fue diseñada con un corte futurista, opera el Hotel TWA, un enorme establecimiento de 512  habitaciones para no fumadores, que está cerca de la actual terminal 5 del JFK. 

Operado por el  grupo hotelero MCR and Morse Development, el TWA es un hotel temático, dedicado a honrar esos días de gloria de esta aerolínea y donde pasar una noche, según la temporada, puede costar 200 dólares. 

El diseño combina la modernidad con lo retro, en un intento de trasladar al huésped a los años 50. El establecimiento está muy vinculado al aeropuerto.  


Hay habitaciones que dan a la pista de la terminal. Y desde estas se puede tener una panorámica de los aviones que entran y salen. Y aunque se puede ver de cerca ese movimiento, el ruido no es una molestia, pues cada habitación tiene vidrios gruesos que bloquean la bulla externa. Tal vez sea uno de los lugares que fascinaría estar a un spotter. 


El establecimiento tiene una piscina en la azotea. Esa funciona como una plataforma de observación con vista a la pista JFK.  Cuenta con una zona de bar. Desde esta área se puede apreciar toda la operación de la terminal. 



Dentro del TWA existen varios bares, cafeterías y restaurantes como el Sunken Lounge para cenas en el interior de 4:00 p.m. a 11:00 p.m. Además, cuenta con el París Café, Intelligentsia y el Food Hall, que ofrece cerveza, vino y comida para llevar.

Una de las atracciones más llamativas es el el salón de cocteles Connie, que está acondicionado en un avión Constellation de 1958.

Completamente restaurado, el avión presenta murales del artista Mario Zamparelli que una vez adornaron la cabina, un sistema de navegación original y el dispositivo de emergencia que la gente usaba para escapar del peligro.

Cerca a esa nave-bar se encuentra una pista de patinaje sobre ruedas, al aire libre. La entrada para una sesión de patinaje es de $ 20 por adulto y $ 16 por niño menor de 12 años (se incluye el alquiler de patines). 



Los fanáticos de la aviación también pueden conocer la historia de TWA y de su terminal a través de piezas que se exhiben en el hotel. En el lugar existen cuadros, objetos y los uniformes que usaron las azafatas en diferentes años. 

El gimnasio del TWA tiene 10.000 pies y es uno de los grandes de Nueva York. El TWA tiene el modelo de Check-in: de 16:00 y el check-out a las 11:00. Ofrece además el servicio por horas para los viajeros que tengan escalas. 

Si un fanático quiere obtener un recuerdo de su estadía, el TWA cuenta con una tienda en la que se puede adquirir camisetas, llaveros, gorras, esferos y aviones a escala con el logo de la desaparecida aerolínea. Los precios van desde los 5 dólares. 


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