Una pequeña niña entra con su mascarilla de snorkel al mar de tono azul intenso. Su padre la acompaña muy cerca. Junto a ellos están una veintena de bañistas en la playa Mann.
El sol pega fuerte en esa pequeña playa de la isla San Cristóbal, en Galápagos. Pero el agua fría anima a los turistas a bañarse entre unos cuantos lobos marinos que juguetean cerca de la orilla.
La pequeña parece divertirse. Usa su máscara de snorkel para tratar de ver algo mientras se sumerge. Pasan unos 15 minutos y la pequeña pierde algo de interés y sale del mar con su padre. Descansan unos minutos y vuelven a entrar otros 10 minutos para luego abandonar el agua.
Es una tarde de invierno en la capital de Galápagos, patrimonio natural de la humanidad. El inicio de la temporada en la que comienzan a llegar más turistas a las islas. No solo del extranjero, sino de la costa ecuatoriana que arranca su periodo de vacaciones. En los atractivos turísticos se ve a jóvenes, adultos y unas cuantas familias con niños.
Ese día de invierno, una familia de cinco miembros desciende del mirador del cerro Tijeretas, al que se llega después de una caminata que toma cerca de 40 minutos, dependiendo del ritmo que se lleve. Al llegar allí se visualiza una entrada de mar de color turquesa y al fondo, kicker Rock, la enorme roca insignia de la isla. La vista panorámica desde Tijeretas, uno de los sitios más visitados de San Cristóbal, es espectacular.
Un niño de unos 10 años está en ese grupo con un botella de agua en la mano. Parece haber disfrutado del mirador, pero de regreso expresa su fatiga y cansancio a sus padres.
Galápagos es un laboratorio natural que cada año atrae a unos 250 mil turistas. Dentro de ese grupo hay familias que entran con niños menores de 12 años. Aunque el Archipiélago no tiene restricciones de edad para visitarlo, hay quienes señalan que el destino podría ser más interesante para niños que pasen esa edad. Otros que han viajado con niños menores de 12 años, sin embargo, creen que Galápagos puede resultar un destino interesante para mostrar a los pequeños la diversidad del planeta y la importancia de su cuidado.
Los puntos a considerar
Quienes viajan con frecuencia a Galápagos aconsejan que antes de llevar a un niño al Archipiélago se debe tener en claro que este es un destino de mucha movilidad. Entre el mar y tierra.
Si se quiere conocer más de una isla de Galápagos se debe tomar en cuenta que los viajes en lanchas duran unas dos horas (solo de ida).
Además, los tours full day, que por lo general se hacen en yates, salen de las islas entre las 07:00 y 07:30 y regresan pasadas las 15:00. No hay regreso anticipado a menos que se presente una emergencia. Las distancias son considerables.
Por otro lado, entre agosto y septiembre el mar suele estar 'picado', lo que podría desatar mareos en los viajeros.
Entonces, es mejor plantearse escenarios de cómo reaccionaría un niño pequeño ante un viaje prolongado en el mar.
Desplazamientos para ver diversidad
Si bien hay atractivos que están dentro de las islas y se pueden explorar por tierra, la mayoría de los sitios que muestran la diversidad marina de Galápagos -los de las lindas postales- requieren de movilizaciones en embarcaciones.
Así, por ejemplo, si se quiere ver tiburones, tortugas marinas, lobos nadando cerca, mantarrayas y otras especies se debe ir hasta ciertos puntos ideales para hacer snorkel y bucear. No todo lo que se muestran en maravillosas fotos y postales está en tierra, si no en el fondo marino. Y hay que explorarlo, saltando de isla en isla.
Las caminatas cortas y largas
Para llegar a sitios turísticos que están cerca a la zona urbana de las islas, en especial de San Cristóbal y Santa Cruz, se deben hacer caminatas por senderos adoquinados o empedrados. No todos son en línea recta. Algunos son sinuosos, empinados, irregulares. Las caminatas más cortas pueden tomar entre 15 y 40 minutos y se requiere y con calzado deportivo, gorra y un buen bloqueador solar.
De allí que uno debe preguntarse si un niño tendrá la predisposición de hacer las caminatas para no estar regresando con la frustración de no haber llegado al punto final.
Hace un año atrás, una joven pareja extranjera llegó con las ganas de surfear en una zona de Tortuga Bay. Arribó con su pequeña hija en brazos. Habían llevado una tabla de surf, un coche para la niña, una sombrilla y los utensilios para mantener tranquila a la pequeña. Lo que no habían tomado en cuenta era que para llegar al punto se debe hacer una larga caminata por un sendero adoquinado, que tiene subidas y bajadas. No fue la mejor experiencia para ellos por las dificultades que tuvieron para llegar a Tortuga Bay.
También hay lugares turísticos en la parte alta de Santa Cruz y San Cristóbal a los que se llega en taxis (camionetas), en especial para ver las gigantes tortugas.
¿Y entonces qué alternativa puedo tomar?
Una alternativa para niños es idear un viaje corto, con desplazamientos que no sean una fatiga para ellos y con base preferentemente en una isla. Así, por ejemplo, Santa Cruz podría ser una alternativa. Tiene de todo un poco de lo que se podría ver en Galápagos, aunque para llegar allí se debe hacer trasbordo, pues los aviones aterrizan en Baltra, un islote no tan cercano. En la población está el centro de crianza de tortugas. Allí se ve desde tortugas pequeñas hasta las famosas Galápagos. En ese espacio está disecado el popular George. En la misma población, en la zona del malecón, se pueden observar lobos marinos y mantarrayas. Una playa cercana y mansa para los niños es la de los Alemanes. Hasta ese punto se llega tomando el taxiacuático en el muelle de Puerto Ayora. El viaje es corto. Recorriendo un sendero de unos 15 minutos se llega a las Grietas. En el lugar se podría hacer algo de snorkel con los niños. Si se quiere una viaje no tan ajetreado se puede considerar San Cristóbal. El aeropuerto está dentro del poblado y se puede ganar más tiempo. Esta isla es la casa de los lobos marinos. En el pueblo vive una numerosa colonia a orillas del mar y es común verlos nadar en playas como Mann. Esto puede resultar una experiencia ideal para los chicos mayores de 5 años.
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El sol pega fuerte en esa pequeña playa de la isla San Cristóbal, en Galápagos. Pero el agua fría anima a los turistas a bañarse entre unos cuantos lobos marinos que juguetean cerca de la orilla.
La pequeña parece divertirse. Usa su máscara de snorkel para tratar de ver algo mientras se sumerge. Pasan unos 15 minutos y la pequeña pierde algo de interés y sale del mar con su padre. Descansan unos minutos y vuelven a entrar otros 10 minutos para luego abandonar el agua.
Es una tarde de invierno en la capital de Galápagos, patrimonio natural de la humanidad. El inicio de la temporada en la que comienzan a llegar más turistas a las islas. No solo del extranjero, sino de la costa ecuatoriana que arranca su periodo de vacaciones. En los atractivos turísticos se ve a jóvenes, adultos y unas cuantas familias con niños.
Ese día de invierno, una familia de cinco miembros desciende del mirador del cerro Tijeretas, al que se llega después de una caminata que toma cerca de 40 minutos, dependiendo del ritmo que se lleve. Al llegar allí se visualiza una entrada de mar de color turquesa y al fondo, kicker Rock, la enorme roca insignia de la isla. La vista panorámica desde Tijeretas, uno de los sitios más visitados de San Cristóbal, es espectacular.
Un niño de unos 10 años está en ese grupo con un botella de agua en la mano. Parece haber disfrutado del mirador, pero de regreso expresa su fatiga y cansancio a sus padres.
Galápagos es un laboratorio natural que cada año atrae a unos 250 mil turistas. Dentro de ese grupo hay familias que entran con niños menores de 12 años. Aunque el Archipiélago no tiene restricciones de edad para visitarlo, hay quienes señalan que el destino podría ser más interesante para niños que pasen esa edad. Otros que han viajado con niños menores de 12 años, sin embargo, creen que Galápagos puede resultar un destino interesante para mostrar a los pequeños la diversidad del planeta y la importancia de su cuidado.
Los puntos a considerar
Quienes viajan con frecuencia a Galápagos aconsejan que antes de llevar a un niño al Archipiélago se debe tener en claro que este es un destino de mucha movilidad. Entre el mar y tierra.
Si se quiere conocer más de una isla de Galápagos se debe tomar en cuenta que los viajes en lanchas duran unas dos horas (solo de ida).
Además, los tours full day, que por lo general se hacen en yates, salen de las islas entre las 07:00 y 07:30 y regresan pasadas las 15:00. No hay regreso anticipado a menos que se presente una emergencia. Las distancias son considerables.
Por otro lado, entre agosto y septiembre el mar suele estar 'picado', lo que podría desatar mareos en los viajeros.
Entonces, es mejor plantearse escenarios de cómo reaccionaría un niño pequeño ante un viaje prolongado en el mar.
Desplazamientos para ver diversidad
Si bien hay atractivos que están dentro de las islas y se pueden explorar por tierra, la mayoría de los sitios que muestran la diversidad marina de Galápagos -los de las lindas postales- requieren de movilizaciones en embarcaciones.
Así, por ejemplo, si se quiere ver tiburones, tortugas marinas, lobos nadando cerca, mantarrayas y otras especies se debe ir hasta ciertos puntos ideales para hacer snorkel y bucear. No todo lo que se muestran en maravillosas fotos y postales está en tierra, si no en el fondo marino. Y hay que explorarlo, saltando de isla en isla.
Las caminatas cortas y largas
Para llegar a sitios turísticos que están cerca a la zona urbana de las islas, en especial de San Cristóbal y Santa Cruz, se deben hacer caminatas por senderos adoquinados o empedrados. No todos son en línea recta. Algunos son sinuosos, empinados, irregulares. Las caminatas más cortas pueden tomar entre 15 y 40 minutos y se requiere y con calzado deportivo, gorra y un buen bloqueador solar.
De allí que uno debe preguntarse si un niño tendrá la predisposición de hacer las caminatas para no estar regresando con la frustración de no haber llegado al punto final.
Hace un año atrás, una joven pareja extranjera llegó con las ganas de surfear en una zona de Tortuga Bay. Arribó con su pequeña hija en brazos. Habían llevado una tabla de surf, un coche para la niña, una sombrilla y los utensilios para mantener tranquila a la pequeña. Lo que no habían tomado en cuenta era que para llegar al punto se debe hacer una larga caminata por un sendero adoquinado, que tiene subidas y bajadas. No fue la mejor experiencia para ellos por las dificultades que tuvieron para llegar a Tortuga Bay.
También hay lugares turísticos en la parte alta de Santa Cruz y San Cristóbal a los que se llega en taxis (camionetas), en especial para ver las gigantes tortugas.
¿Y entonces qué alternativa puedo tomar?
Una alternativa para niños es idear un viaje corto, con desplazamientos que no sean una fatiga para ellos y con base preferentemente en una isla. Así, por ejemplo, Santa Cruz podría ser una alternativa. Tiene de todo un poco de lo que se podría ver en Galápagos, aunque para llegar allí se debe hacer trasbordo, pues los aviones aterrizan en Baltra, un islote no tan cercano. En la población está el centro de crianza de tortugas. Allí se ve desde tortugas pequeñas hasta las famosas Galápagos. En ese espacio está disecado el popular George. En la misma población, en la zona del malecón, se pueden observar lobos marinos y mantarrayas. Una playa cercana y mansa para los niños es la de los Alemanes. Hasta ese punto se llega tomando el taxiacuático en el muelle de Puerto Ayora. El viaje es corto. Recorriendo un sendero de unos 15 minutos se llega a las Grietas. En el lugar se podría hacer algo de snorkel con los niños. Si se quiere una viaje no tan ajetreado se puede considerar San Cristóbal. El aeropuerto está dentro del poblado y se puede ganar más tiempo. Esta isla es la casa de los lobos marinos. En el pueblo vive una numerosa colonia a orillas del mar y es común verlos nadar en playas como Mann. Esto puede resultar una experiencia ideal para los chicos mayores de 5 años.
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