14.11.18

Sweet & Coffee, el 'Starbucks ecuatoriano', llega a los 20 años con más de $ 30 millones en ventas



Sweet & Coffee es el como el Starbucks de los ecuatorianos. La historia de esta cafetería que inició con un local en un mall del norte de Guayaquil llegó a los 20 años. Y ya se ubica entre las 600 empresas más grandes del país. 




La primera vez que ingresé a un local de Starbucks estaba de paseo en San Francisco, California. Esa tarde había recorrido junto a Merc, mi esposa, la zona de muelles desde el puente de la Bahía hasta unos metros antes del Golden Gate. Con el sonido de los alcatraz.
La tarde fresca estaba por acabar y habíamos decidido emprender el retorno por esas empinadas calles llenas de casas de estilo victoriano. En ese trayecto -que nos permitía tener una vista espectacular de la bahía- encontramos un Starbucks. 
Con mucha gente entrando y saliendo con sus vasos de café. En el interior, la música de fondo se confundía  con los murmullos de las conversaciones de la gente en las mesas.
Pedimos capuchinos y unos bocados para unirnos a ese ambiente. Un ambiente que con el paso de los minutos nos parecía familiar. Los iluminados mostradores  con los dulces. La prevalencia de los tonos caoba y verde en el mobiliario. Cuadros de sitios turísticos fotografiados en blanco y negro. La disposición de las máquinas para que el cliente vea cómo preparan el café. La manera de llamar al cliente por su nombre para la entrega del pedido...




Sin haber estado antes en un Starbucks nos dio la sensación de conocerlo. Claro, teníamos un  referente, un  Starbucks 'criollo' que nos había transportado antes a ese lugar, a esas sensaciones, a esos momentos.
Sweet & Coffee es como el Starbucks ecuatoriano. Al menos así lo asocian también extranjeros que han pasado por el país. Si bien el Starbucks estadounidense tiene 46 años de historia y una facturación de $ 21 mil millones, la cadena local recoge su esencia. Con una versión adaptada, a la ecuatoriana.

 Nació en Guayaquil hace dos décadas (3 de diciembre de 1997) con un establecimiento en un mall del norte y su cosecha ha sido más que  buena. Detrás de ese emprendimiento está una pareja que comenzó su idea cuando aún eran novios (Richard Peet y Soledad Hanna).



Ya en el 2017 sus ventas alcanzaron los 37,2 millones de dólares, según los balances registrados en la Superintendencia de Compañías. Esa facturación le permitió aparecer  entre las 600 mayores empresas ecuatorianas, superando incluso en ventas a compañías que llevan más de dos décadas de operaciones.
¿Cómo explicar el crecimiento de esta cadena? Sweet & Coffee abrió  y explotó un nuevo mercado. Un mercado que a finales de los 90  solo los ecuatorianos que antes estuvieron en un  Starbucks lo conocían.  Con todo un campo nuevo por cultivar, enseñó su primera lección: tomar café en una ciudad tropical, calurosa como Guayaquil, su bastión.
Acostumbró a los ecuatorianos a pasar por un café, una humita (bocado de maíz y queso)  o un dulce antes de ir al trabajo o al salir rumbo a la casa.




Posicionó la idea de que era un sitio de encuentro para una reunión o momento familiar. Y también, estratégicamente, enseñó al ecuatoriano a pagar más de un dólar por un café. (Los vasos de café van desde 1 hasta más de 4 dólares, según la variedad). Starbucks explotó ese mercado cuando sus estudios le dijeron que el americano estaba dispuesto a pagar más de tres dólares por un café.
La cadena nacional descubrió además que el ecuatoriano estaba dispuesto a pagar por 'disfrutar'  momentos, por  tomar una taza de café en un lugar bonito, agradable y por el  servicio.




Las gasolineras parecen haber sido otro aliado idóneo en la última década para el crecimiento de Sweet & Coffee. La cadena fue en busca de ese usuario que tanquea su carro, que va al paso y se antoja de un café, de un dulce. Cuenta con más de 50 locales, una parte representativa está en las gasolineras.
A diferencia de mi esposa, amante de los capuchinos, no soy muy cafetero. Pero debo reconocer que pasar por el Sweet &  Coffee  me ha permitido conocer y diferenciar los tipos de café. Que el único grano bueno no solo viene de Colombia. Y allí hay otro plus para esta empresa local. Los cafés que vende están producidos en Ecuador. 




Y  Sweet & Coffee los ha sacado del anonimato y los ha puesto a la vista del ecuatoriano. El café estrella y de la casa es el lojano, de Cariamanga. Posee un aroma de nuez, frutos secos y un sabor a almendra. Además tiene las variedades de Jipijapa, Zaruma,  el orgánico, de amaretto-avellana, descafeinado y soluble.  Desde sus inicios, la firma  ha machacado constantemente que  cada taza tiene un componente social, una cadena productiva. Esos detalles los ha  dado a conocer a sus clientes a través de folletos impresos que se pueden leer mientras espera su café. 



Lo apetecida que se volvió la marca no la han dejado escapar de rumores de venta. Como aquel que surgió en el 2013, cuando la empresa salió a desmentir que había sido vendida a la franquicia americana  Starbucks. La compañía sigue siendo ecuatoriana, aunque Dulcafé, la razón social de Sweet & Coffee, tiene ya como su principal accionista a una firma  domiciliada en Costa Rica.
Después de probar los sabores de los cafés de Starbucks esa mañana de marzo en San Francisco me quedó la sensación de que no hay nada que envidiar. Después de todo, más que café, venden momentos.

*Con actualización de junio del 2018


Te puede interesar

⇨ Así era Guayaquil hace un siglo



No hay comentarios:

Publicar un comentario