27.8.17

La vida del aeropuerto de Guayaquil captada en doce horas por aficionados a la aviación

La cita era a las 07:30 del sábado 26.  Puntual como si se tratase de tomar un vuelo. Los convocados eran  50  aficionados a la aviación. De todas las edades y de diferentes ciudades.
La terminal de Guayaquil, que tiene capacidad para atender unos 70 mil vuelos anuales, había autorizado para que entren. 







Un día entero para que observen cómo funcionan sus instalaciones, sus operaciones. Los Av
Geek, término que se acuña para los amantes de la aviación, habían acudido con cámaras, binoculares y celulares para captar detalles de espacios que suelen ser restringidos. 




En el grupo estaban spotters que durante los últimos años han desarrollado una pasión por fotografiar aviones detrás de las cercas, pero también jóvenes que apenas se inician en esta afición.
Todos habían luchado por un cupo para acceder contestando trivias o registrándose para un sorteo. Más de 2.000 habían respondido a la convocatoria del portal Aviación Guayaquil, uno de los organizadores del AvGeek.


Los primeros clicks

La soleada mañana de ese día acompañó el recorrido, en un bus que primero fue bordeando la pista. Así, los primeros despegues de aviones se mostraban cercanos.
El grupo hizo una primera parada en la escuela de pilotos de Sky Ecuador, donde su flota de  Cessna 150 y Piper Seneca estaba parqueada para exhibirse. Un simulador de vuelo se acondicionó bajo una carpa. La idea era crear la ilusión de navegar por el espacio.





Bisbal en la pista

Y aunque nadie había comprado un boleto para viajar a Madrid, la terminal había accedido para que los AvGeek aborden un Airbus A330 de Air Europa. 
La nave bautizada como David Bisbal estaba parqueada junto a una manga. Estuvo casi una hora dispuesta solo para los aficionados. Los fashes y selfies iban una y otra vez dirigidos a registrar distintas zonas, la cabina, el área de business class, los motores...






Monitoreando los vuelos


Cerca del mediodía, con el sol que dejaba ver las siluetas de los aviones dibujadas sobre la pista, el tour llegó a la torre de control. Sí, aquella torre de 28 metros restringida para las personas ajenas al aeropuerto. Un ascensor lleva al sexto piso, donde hay una sala con televisor y pequeños cuartos para el descanso de los controladores áereos. Una profesión que demanda de mucha concentración.




Un piso más arriba se halla la consola desde la que se controla lo que pasa en el espacio aéreo porteño. Las fotos en esa área estuvieron abiertas, así como el acceso al corredor lateral donde se pudo hacer gráficas de aviones saliendo y despegando, con el paisaje del norte de la ciudad de fondo. Otro deleite para los spotters. Decenas de fotos se captaron  de las naves de Avianca, Tame y Latam.





Bomberos en alerta

Una cuarta parada llevó al grupo al cuartel de los bomberos aeronáuticos. La terminal cuenta con cinco motobombas que deben estar en pista máximo en  tres minutos para atender una emergencia.




 Los bomberos realizaron una maniobra para medir su capacidad. La primera unidad llegó en 1 minuto y 10 segundos a tocar parte de un segmento de la pista.  Un gran chorro de agua se deslizaba para demostrar una maniobra ante un eventual incendio. El cuartel cuenta con más de 180 botiquines y decenas de tanques de oxígeno para responder a un desastre.






Vuelos cercanos


La tarde caía y los spotters fueron llevados a alfa cerrado, una zona delimitada cercana a la pista para fotografiar de cerca las aeronaves. La enorme escultura de Guayas y Quil sirvió como fondo para acompañar unos despegues y aterrizajes.




Entre las naves esperadas estaban el avión de UPS y KLM, que suele tocar la pista de Guayaquil a las 17:00, cuando llega desde Quito a recoger pasajeros para seguir su periplo hasta Amsterdan.


 Las cámaras siguieron cada movimiento desde que fueron visibles entrando a la pista del aeropuerto José Joaquín de Olmedo.
Crhistopher Pérez, un joven aficionado que sueña con una carrera aeronáutica, apuntaba las matrículas y los modelos en una hoja que había llevado. Mientras que Iñaki Calvopiña, un conocido spotter que vive en Quito, trataba de captar los mejores ángulos fotográficos.






El Boeing de Latam 


El día entraba en el ocaso y las torres de la plataforma del aeropuerto se encendían para las operaciones nocturnas. Una de ellas, la del Boeing 767 de Latam, que iría a Nueva York. Era la última parada del tour para los aficionados. 




La imponente nave, lista para recibir a los pasajeros, se abrió primero a los AvGeek. Latam presentó allí su nuevo video que se muestra a los viajeros antes del despegue. Nadie desaprovechó la oportunidad para hacerse una foto en la cabina e imaginarse como capitán de ese Boeing. 



Un poco agotados, pero con cientos de fotos y una satisfacción que solo un apasionado por la aviación puede entender, los AvGeek abandonaron la terminal en la noche. Sus fotos ahora navegan por el ciberespacio de las redes sociales. 



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