La autopista Guayaquil-Salinas esconde lugares con historia. Ocultos a unos metros al interior de la carretera. En el valle de Cerecita (km 55) reposa un castillo amarillo, alguna vez habitado por el alemán Ludwing Weber von Wagenfuer.
Está rodeado de plantaciones de cacao, plátano, mango y flores silvestres.
El ingreso se encuentra custodiado por una imagen de la sagrada familia. Al otro costado están singulares tumbas de piedra, donde se hallan los restos de las mascotas que pertenecieron a la familia propietaria del castillo.
Un gran galpón del que sale un cautivador olor a chocolate está a un extremo del castillo.
Allí llega parte del cacao que se siembra en los predios de la hacienda El Castillo. En el interior están las máquinas que convierten ese cacao en chocolate.
Quien llegue de turista a esa hacienda puede conocer el proceso. Es parte del servicio de agroturismo que ofrece ese lugar, que recibe a sus visitantes con jugo de cacao y patacones.
La bienvenida es peculiar. Se hace frente a una enorme pintura que retrata a los empleados de la hacienda, ahora en manos de una familia ecuatoriana.
Años atrás sus propietarios adecuaron habitaciones para albergar a quienes deciden pasar la noche. La decoración está ambientada con mobiliario que hace sentir al huésped que está en un castillo.
El resto de la casa también tiene antigÜedades y muchos objetos campestres.
Las empresas suelen llevar a sus empleados al sitio para jornadas de capacitación e integración. Es un lugar idóneo para los que disfrutan de la naturaleza.
Datos
-Un día completo en la hacienda, con alimentación, cuesta desde $45.
-La hacienda está en el carril que está en el sentido Salinas-Guayaquil.
Fotos: JV
Está rodeado de plantaciones de cacao, plátano, mango y flores silvestres.
El ingreso se encuentra custodiado por una imagen de la sagrada familia. Al otro costado están singulares tumbas de piedra, donde se hallan los restos de las mascotas que pertenecieron a la familia propietaria del castillo.
Un gran galpón del que sale un cautivador olor a chocolate está a un extremo del castillo.
Allí llega parte del cacao que se siembra en los predios de la hacienda El Castillo. En el interior están las máquinas que convierten ese cacao en chocolate.
Quien llegue de turista a esa hacienda puede conocer el proceso. Es parte del servicio de agroturismo que ofrece ese lugar, que recibe a sus visitantes con jugo de cacao y patacones.
La bienvenida es peculiar. Se hace frente a una enorme pintura que retrata a los empleados de la hacienda, ahora en manos de una familia ecuatoriana.
Años atrás sus propietarios adecuaron habitaciones para albergar a quienes deciden pasar la noche. La decoración está ambientada con mobiliario que hace sentir al huésped que está en un castillo.
El resto de la casa también tiene antigÜedades y muchos objetos campestres.
Las empresas suelen llevar a sus empleados al sitio para jornadas de capacitación e integración. Es un lugar idóneo para los que disfrutan de la naturaleza.
Datos
-Un día completo en la hacienda, con alimentación, cuesta desde $45.
-La hacienda está en el carril que está en el sentido Salinas-Guayaquil.
Fotos: JV
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