Un Chevrolet Bel Air de 1955 se muestra imponente en medio de edificios antiguos que parecen congelados en el tiempo. Lleva una placa amarilla con seis dígitos en el parachoques y una bandera cubana colgada en el espejo interior.
Cuba tiene cabida en un gran espacio que desde noviembre pasado adecuó el Museo Americano de la Historia Natural, ubicado en el distrito de Manhattan, en colaboración con el Museo Nacional de la Historia Natural de Cuba. Allí se explora la biodiversidad de la isla, su cultura, su historia.
De entrada se ha montado un ambiente que traslada al visitante al archipiélago. Con un enorme logo y letras llamativas. Gigantografías exponen el pensamiento de personajes contemporáneos y sus perspectivas del modo de vida de la isla.
En el recorrido inicial se incluye un filme introductorio sobre la historia de esa nación caribeña: sus primeros habitantes, la esclavitud, la industria azucarera y la revolución de 1959 de los Castro, para “proveer a los visitantes con un contexto histórico”.
El viejo Bel Air tiene su sala propia, cerca al montaje de un típico bulevar cubano en el que hay una vieja bicicleta adaptada como un taxi moto. En ese bulevar se recrean los cotidianos espacios al aire libre de la Habana, con sus mesas de hierro y gastronomía. Los platos están sobre las mesas y parecen reales.
Además hay una recreación de la Ciénaga de Zapata, un ambiente cavernario donde los visitantes pueden examinar restos fósiles de un perezoso gigante que habitó la isla y arrecifes de coral.
El cultivo más famoso de la isla, el tabaco, tiene su propio rincón, en el que se explica el proceso de producción y recolección de las hojas.
Las creencias cubanas se replican en dos altares de la religión Yoruba con atuendos y elementos que se usan en los rituales.
El recorrido cierra con una galería de arte contemporáneo cubano, en el que se exhiben cuadros y afiches de diferentes artistas de la isla.
En los folletos en español e inglés que se distribuyen en la exposición, que se mantendrá hasta agosto, se insta al visitante a imaginar Cuba dentro de 20 años. ¿De qué manera podrían su entorno y sociedad ser diferentes?
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