Cuenca puede ser una ciudad de una semana o para toda la vida. Sí, porque esta ciudad ubicada en el austro ecuatoriano, a tres horas del aeropuerto de Guayaquil, se ha convertido en el hogar de más de 5.000 extranjeros. De gente que llegó por unos días y se quedó a vivir, enamorada de su paisaje, de sus ríos, de su gente.
Con un clima agradable, una variada gastronomía y sitios de hospedaje que van desde 20 dólares, Cuenca atrae cada año a miles de personas, que incluso la definen como la ciudad más bonita del Ecuador.
El centro de Cuenca tiene un inventario importante de edificios patrimoniales y sus alrededores se han nutrido de una arquitectura moderna fruto de los ingresos de los migrantes que salieron a otros países a finales de los noventa, cuando estalló una crisis económica.
La Catedral y las 8 iglesias del centro
Si hay una ciudad ecuatoriana con más iglesias por metro cuadrado esa es Cuenca. Solo en la zona central hay cerca de una decena de templos, algunos de los cuales conservan detalles arquitectónicos desde el siglo XVII. A la mayor parte se los puede recorrer con una caminata bien planificada, pues no se encuentran muy distantes. Entre los populares están la iglesia Carmen de la Asunción, Corazón de Jesús, Conceptas, San Alfonso, San Francisco, San Sebastián, San Cenáculo, Santo Domingo, Pero, sin duda, la Catedral de la Inmaculada Concepción, ubicada en el centro histórico de la ciudad, es la estampa predilecta. Es la postal de la ciudad, la que prefieren los viajeros. El templo es una fusión de estilos: gótico, romántico, renacentista. Los visitantes pueden recorrer las cúpulas, la cripta y el interior del templo con tours guiados.
Desde el parque Calderón, en el centro, se puede tomar un paseo en los buses de dos pisos. Un paseo de estos es recomendable si la visita es de un fin de semana. Permite al pasajero tener un perspectiva de la ciudad y ver su riqueza arquitectónica, tal vez una de las mejores de Ecuador. El bus recorre las estrechas calles del centro y va por algunos de los emblemáticos edificios patrimoniales como el colegio Benigno Malo, un inmueble de influencia renancetista. Y deberás llevar tu cámara o celular listo para captar los detalles arquitectónicos de los balcones cuencanos del centro.
Es el mirador desde el que se ve Cuenca a plenitud. Los turistas suelen llegar a él en los buses de dos pisos que hacen tour por la ciudad y que incluyen una parada por ese lugar. Ese recorrido cuesta 8 dólares para los adultos y 4 dólares para los niños. Uno también puede tomar un taxi y pedir una carrera hasta ese sitio. En ese sector hay una casita de árbol, tarabitas, senderos, comedores y un iglesia católica que data de 1923. En días despejados, desde este mirador se puede apreciar el Parque Nacional Cajas y tres de los cuatro ríos que cruzan la ciudad.
Cuenca posee una red de 15 museos que abarcan desde la temática aborigen hasta los sombreros de paja toquilla. Un fin de semana resulta insuficiente para conocerlos todos, pero hay unos que encierran una idea global de la esencia cuencana. Uno de los que vale escoger durante una visita corta es la Casa Museo Remigio Crespo, ubicada en el centro. Allí se guarda el archivo municipal que recoge episodios de la historia de la ciudad. En las salas hay fotos de cómo era la ciudad antigua, de cómo se trasladó el primer auto a Cuenca, de los vestuarios que se usaban antes, objetos antiguos. Los amantes de la aviación se encontrarán con una sala dedicada al primer vuelo realizado entre Guayaquil y Cuenca, en 1920.
La mayor parte de los museos abre de lunes a viernes de 09:00 a 17:00 y los sábados y domingos de 09:00 a 13:00.
Uno de los lugares recomendados para probar la gastronomía cuencana es el mercado 10 de Agosto. Está en el centro, a la vuelta de todo. El sitio tiene una amplia variedad, a precios módicos. Desde los llapingachos, hornados hasta el mote sucio. Pero hay otra zona que está repuntando y ganando su propia fama en las afueras de Cuenca. Está en la parroquia San Joaquín. Allí hay varios restaurantes que ofrecen platos a base de la cecina de cerdo, mote pillo, mote sucio, cortes de carne. Los precios son un poco más altos que en el mercado, pero vale la pena darse una vuelta por la zona.
Un hotel, un mirador
En Cuenca hay una diversidad de hostales y hoteles hechos para cada tipo de bolsillo. La infraestructura hotelera ha ido mejorando con la incorporación de opciones de primera. La cadena Sheraton es una de las que recientemente montó un hotel en Cuenca. Está ubicado junto a un centro comercial y su ubicación permite tener una panorámica de la ciudad desde su piscina climatizada. Tal vez ese es uno de sus sellos.
En Cuenca hay una diversidad de hostales y hoteles hechos para cada tipo de bolsillo. La infraestructura hotelera ha ido mejorando con la incorporación de opciones de primera. La cadena Sheraton es una de las que recientemente montó un hotel en Cuenca. Está ubicado junto a un centro comercial y su ubicación permite tener una panorámica de la ciudad desde su piscina climatizada. Tal vez ese es uno de sus sellos.
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