Frente al parque de la parroquia Salinas, a 3.500 metros sobre el nivel del mar, el italiano Giampaolo Busetto decidió asentar un emprendimiento que represente sus raíces y la cultura andina. Y decidió que una pizzería podía ser su opción en ese rincón de la provincia de Bolívar, en el centro de Ecuador. Pero la suya debía ser una pizzería distinta. Con una masa, textura y sabor propio.
A esa comunidad llegó hace trece años. Su intención era pasar unos meses ayudando en labores de voluntariado. Ya otros italianos habían pasado por ese pueblo cautivados por la labor de Antonio Polo, sacerdote italiano que convirtió a Salinas en una cadena agroindustrial, con plantas de queso, embutidos, hilandería y confitería.
Busetto se sintió atrapado por la vida comunitaria de esa parroquia anclada entre el verde páramo bolivarense y las minas de sal.
Alquiló un local céntrico que decoró con rasgos andinos e italianos. Allí comenzó probando harinas con granos y cereales cosechados en la serranía ecuatoriana. De esas mezclan salieron masas con harina de quinua, haba, trigo, soya y banano. Masas suaves y no muy gruesas que recojen los sabores andinos, sin perder la esencia de las pizzas.
Busetto dice que por un lado rescatan ingredientes tradicionales que se cosechan en las comunidades andinas y buscan darle un mayor aporte nutricional a las pizzas.
Sus pizzas además se elaboran con los quesos maduros y embutidos como la copa curada (de cerdo) que se fabrica en Salinas y que tiene un aporte comunitario. Comunitario porque las materias primas y mano de obra salen desde las áreas de influencia de Salinas.
Las porciones de pizzas se expenden desde 6 dólares hasta las enteras que cuestan $ 20.
Deseoso de encontrar nuevos sabores, Busetto afirma que está realizando pruebas con la chía, una semilla pequeña que se está usando más con fines medicinales.
En la Casa Nostra, el negocio de Busetto, también se da cabida a otros productos hechos con insumos de la costa, como un vinagre balsámico de guineo.
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| Giampaolo Busetto muestra una de sus pizzas elaboradas en Salinas de Guaranda |
A esa comunidad llegó hace trece años. Su intención era pasar unos meses ayudando en labores de voluntariado. Ya otros italianos habían pasado por ese pueblo cautivados por la labor de Antonio Polo, sacerdote italiano que convirtió a Salinas en una cadena agroindustrial, con plantas de queso, embutidos, hilandería y confitería.
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| El centro de la parroquia Salinas, a 30 kilómetros de Guaranda, la capital de Bolívar. |
Busetto se sintió atrapado por la vida comunitaria de esa parroquia anclada entre el verde páramo bolivarense y las minas de sal.
Alquiló un local céntrico que decoró con rasgos andinos e italianos. Allí comenzó probando harinas con granos y cereales cosechados en la serranía ecuatoriana. De esas mezclan salieron masas con harina de quinua, haba, trigo, soya y banano. Masas suaves y no muy gruesas que recojen los sabores andinos, sin perder la esencia de las pizzas.
Busetto dice que por un lado rescatan ingredientes tradicionales que se cosechan en las comunidades andinas y buscan darle un mayor aporte nutricional a las pizzas.
Sus pizzas además se elaboran con los quesos maduros y embutidos como la copa curada (de cerdo) que se fabrica en Salinas y que tiene un aporte comunitario. Comunitario porque las materias primas y mano de obra salen desde las áreas de influencia de Salinas.
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| Giampaolo Busetto mientras elabora sus masas con ingredientes cosechados en la serranía ecuatoriana |
Las porciones de pizzas se expenden desde 6 dólares hasta las enteras que cuestan $ 20.
Deseoso de encontrar nuevos sabores, Busetto afirma que está realizando pruebas con la chía, una semilla pequeña que se está usando más con fines medicinales.
En la Casa Nostra, el negocio de Busetto, también se da cabida a otros productos hechos con insumos de la costa, como un vinagre balsámico de guineo.
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