El avión con fuselaje en forma de cápsula aterriza con facilidad en la corta pista de 1.400 metros del aeropuerto de Shell, en Pastaza. Llega después de recoger personal de destacamentos ubicados en la Amazonía.
Del avión Aravá T201, que arribó al país en 1975, bajan 20 personas al mediodía de un viernes. El capitán Christian Narváez, oriundo de Quito, lleva siete años piloteando esa nave de transporte ligero, intercalando jornadas con el teniente Paúl Escobar.
El peculiar avión de procedencia israelí es el único de su tipo que está en operación. El otro Aravá 207, de 1991, se encuentra a la espera de un mantenimiento y no está volando.
Durante el conflicto bélico del Cenepa de 1995, ese Aravá T201 –pintado de verde camuflaje– cumplió misiones logísticas relevantes debido a su capacidad de aterrizar en pistas cortas y su autonomía de vuelo de 4 horas y media. Iba llevando dotaciones y tropas a los puestos de Patuca y Gualaquiza, localidad de Morona Santiago próxima a Tiwintza.
Cada año, el Aravá realiza unas 400 a 500 horas de vuelo. Y su largo trajín acorta cada vez más su vida útil en el cielo amazónico. Narváez estima que le queda un potencial de 100 horas de vuelo, que se podrían cumplir este 2019*.
"Es un ícono en la aviación del Ejército", dice el capitán al anticipar la próxima 'jubilación' de esta nave.
El transcurrir del tiempo también ha pasado ya factura a otras naves insignias de la guerra del Cenepa, que por cumplir su vida útil han pasado al Museo Aeronáutico de Quito o usarse como monumentos en parques.
Otras naves fuera de servicio reposan en un nuevo parque de Gualaquiza, cantón de Morona Santiago.
Un helicóptero Gazelle y un avión A-37 están como monumentos en ese parque llamado Héroes del Cenepa. Fueron ubicados en agosto pasado.
Un oficial comenta que ese Gazelle, por ejemplo, cumplió tres misiones de combate en la Base de Coangos.
Al Museo Aeronáutico de Quito han ido a parar otras piezas de 1995. Un Mirage F1 (FAE 807), protagonista en una misión que logró derribar aeronaves peruanas en el 95, se exhibe en ese espacio.
En ese entonces, el Mirage F1 era comandado por Raúl Banderas, quien lideró al escuadrón que interceptó a dos aviones Sukhoi SU-22 y a una nave A-37 peruana. En el museo además están un Kfir y Sepecat Jaguar.
El Aravá T201 que está en Shell ya tiene su posible destino cuando se retire: una base del Ejército en Sangolquí, cerca a Quito.
*Esta nota la escribí para el universo.com. El Aravá cumplió su último vuelo en mayo del 2019.
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