Sin Google View ni páginas web, la mejor referencia turística de Guayaquil antes de 1910 provenía de las experiencias contadas por quienes habían estado en la ciudad. Y quienes tenían la posibilidad de acceder a impresos podían ver una que otra fototipia que circulaba en libros escritos por foráneos que visitaron o vivieron en el puerto.
Precisamente por esos años, en Barcelona (España), se publicó Guayaquil a la vista, una obra que recogía más de 100 fototipias del Guayaquil de la generación de fines del siglo XIX e inicios del XX. El autor de esa obra, el prebístero español Juan Bautista Ceriola, había quedado encantado con la ciudad de esa época. De sus mercados, parques, iglesias, sus calles y comercio. Del pintoresco cerro Santa Ana, el cual no estaba poblado en su totalidad. Así que recopiló las fotos y las acompañó con una descripción. Una guía turística para la época. Usó términos bondadosos para resaltar la cara limpia de Guayaquil de esos años, la arquitectura de sus casas con portales y grandes ventanales.
"La hermosa ciudad de Guayaquil, llamada, no sin razón, la Perla del Pacífico... Es puerto principal de la República y uno de los más importantes de América del Sur (sic)", escribió Ceirola en el pie de una foto captada desde las riberas del río Guayas.
¿Qué quedó de esa Guayaquil de antaño, que apenas tenía 80 mil habitantes en ocho kilómetros cuadrados?
De esa ciudad de calles empedradas y casas de madera no queda mucho. Solo unos seis espacios del centro han vencido el tiempo y los voraces incendios que se llevaron parte del pasado.
Estos son esos lugares que sobreviven del Guayaquil de antes de 1910.
El monumento al libertador
Antes de 1910, el parque Seminario ya era uno de los sitios obligados de paseo de las familias guayaquileñas y visitantes. No había las iguanas que ahora atraen a los turistas. A la gente de la época le gustaba disfrutar del verdor del parque, su enrejado, la glorieta y la escultura ecuestre del libertador Simón Bolívar que estaba en el centro del parque. La escultura que muestra al libertador uniformado y montando en un corcel fue inaugurada un 24 de julio de 1889, seis años después del inicio de los trabajos del parque Seminario. Sobrevivió al gran incendio de la ciudad de 1896 y es una de las pocas piezas del Guayaquil de antaño que perduran. Las fototipias de esos años muestran el monumento de Bolívar con el fondo de la antigua Catedral de Guayaquil, que era más grande que la actual, construida después de 1924.
El símbolo de la vida 'movida'
Una glorieta de hierro que está en el ala derecha del parque Seminario, por el lado de la calle Clemente Ballén, es la segunda pieza que aún permanece del Guayaquil del siglo XIX. En esos años se usaba el quiosco para hacer retretas con bandas militares durante fechas especiales. Para 1910, la glorieta era parte de las atracciones de ese parque céntrico, que se comenzó a construir con una donación de 20 mil sucres, pero que al final terminó costando más de 100 mil sucres. Las fotos viejas muestran la glorieta despejada. Ahora está rodeada de sillas de hierro.
El vencedor de incendios
Con una capa romana y una postura pensativa permanece el expresidente Vicente Rocafuerte en la plaza San Francisco, en la av. 9 de Octubre y Pedro Carbo.
Su escultura venció al gran incendio de 1896. Sufrió daños, pero fue reparada por la Sociedad Filantrópica. Rodeada de una fuente, construida con la regeneración urbana del 2000, la figura de Rocafuerte permanece en estos días en el mismo lugar, al igual que la iglesia San Francisco, reconstruida después del incendio.
De mercado a centro de eventos
Probablemente el edificio más grande que aún se conserva de la primera década del siglo XX sea el Mercado del Sur. La estructura de hierro armado data de 1905 y permanece en el Malecón de Guayaquil. Restaurado dos veces, el antiguo mercado -ahora llamado Palacio de Cristal - sirve como centro de exposiciones y eventos. Las reseñas indican que fue diseñado por los ingenieros Francisco Manrique Pacanis y Carlos Van Ischot. Las piezas fueron importadas de Bruselas, Bélgica.
El poeta itinerante
Estuvo por años al filo de la avenida Olmedo, pero con la regeneración urbana fue trasladado al Malecón 2000, a pocos metros de su lugar original. El monumento al poeta José Joaquín de Olmedo, figura de la independencia, data del 9 de Octubre de 1892. La estatua es de bronce y descansa sobre un pedestal de granito. El guayaquileño permanece sentado con la pluma en la mano.
La estatua del barrio aristocrático
En 1909 se inauguró la estatua del escritor guayaquileño Pedro Carbo. La escultura se conserva en el centro, en la calle que lleva el mismo nombre del escritor. A inicios del siglo pasado, ese sector era conocido como el barrio la Merced. Allí vivían familias aristocráticas. Hoy el monumento está rodeado de edificaciones públicas y la iglesia de la Merced.
No hay comentarios:
Publicar un comentario